TARJETA NAVIDEÑA. ¿QUE VALORES ASOCIAN LOS NIÑOS CON LA NAVIDAD?

Tarjeta navideña ¿Qué valores asocian los niños con la Navidad?

¿Navidad? Llega la Navidad, o ya ha llegado, según se mire. Porque ¿cuándo podemos decir que se inician tan carnosas fechas? Si se considera cuando aparece la lotería de Navidad, pues empezó allá por el mes de julio. Muy pronto. Si es cuando a los nenes les dan las vacaciones en el cole, la fecha se retrasa hasta el 19 o 22 de diciembre. Muy tarde. Lo podemos dejar en que comienza cuando despunta diciembre y termina pasado Reyes. Convención esta más aproximada a la realidad. Aunque en los entrañables centros comerciales ya en noviembre comienzan a deleitarnos con pastosas melodías y plomizos villancicos. ¡Socorro! Pero claro, esto es a gusto del consumidor, y nunca mejor dicho. Aunque, pensándolo bien, lo condicionan sobre todo nuestros comerciantes y ediles. Cada año comienza algo antes la campaña de Navidad, es decir, la invasión de anuncios de juguetes, perfumes y turrones. Y para acompañar la vorágine consumista que se nos avecina, que si a lo largo del año es una pasada, en estas fechas “tan entrañables” se dispara hasta límites absurdos y exagerados, nada mejor que engalanar las calles con derroches de luces y musiquitas ñoñas. ¡Qué ilu! Hacen también su negocio los restaurantes que acogen las comidas “fraternizantes” de empresa, esas en las que se desparrama todo lo que no se ha hecho a lo largo del año y en la que los jefes se conceden libertades y confianzas hasta entonces insospechadas y en las que reciben también algún que otro proyectil de miga de pan. Esas en las que te sacan un riñón por una comida mediocre a base de langostinos congelados y jamón “pseudo-ibérico”. Que no cuenten conmigo. ¿Y no nos vamos a conceder algún caprichito? ¡Pero bueno, no seas tan rácano, que estamos en Navidad! Venga, vamos a hacer un esfuerzo y a regalarnos algo, para que se nos pase el cabreo del atasco producido por la marabunta que entra y sale del centro comercial. ¡Me lo pido! Hay gente que sólo se acuerda de ti en estas fechas (¿dónde estabais en mayo?) y te regalan una llamada en un tono tan cariñoso que te da un no-sé-qué al estómago, como un sentimiento de culpabilidad. Bueno, al menos han llamado una vez al año. Quedémonos con eso. Algo es algo. ¡Ah! Y no se te ocurra cabrearte ahora, que hay que pasar todo por alto (¿también las multas?). No pasa nada, se perdona todo, ¡que estamos en Navidad, hombre!, ¡que no se diga...! Ahora, espérate tú como te pille en febrero... En fin, me negaré, como todos los años, a comprar lotería. Evitaré el centro de Madrid durante todo este período. Asimilaré la cara de memos que llevan muchos por la calle. Intentaré que los pocos regalos que tengo que hacer sean de comercio justo o libros. Procuraré esquivar la sustancia formada por mojigatos anuncios, sintonías empalagosas y almidonados adornos que muchos llaman Navidad. Eso sí, pienso aprovechar a quedar con mis amigos, a disfrutar de los días libres y a jugar con mis sobrinitos, es decir, a lo normal que hago durante todo el año. Carlos Martín, noviembre de 2003 Fuente: Artículo escrito por Carlos Martín el 14 de noviembre de 2003 Artículo de la Página Web www.consumehastamorir.com