MARIA EN PIE DE LUCHA

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domingo, 4 de abril de 2010

LAS INVISIBLES NIÑAS SOLDADO (RDC)

Las invisibles niñas soldado Son víctimas de esclavitud sexual y trato inhumano - Sábado.3 de abril de 2010 -
Las niñas soldados hasta ahora han sido interpretadas como una consecuencia fatal del conflicto. El juicio contra el líder guerrillero congolés Thomas Lubanga no ha introducido cargos específicos para estos casos, como pedían algunas de las partes. Sheila Vélez Boletín Antimilitarista Tortuga
“En los campos de entrenamiento militar, las niñas soldado fueron víctimas de abusos sexuales por parte de soldados y comandantes. Algunas con tan sólo 12 años de edad, servían de combatientes, cocineras, limpiadoras, informantes, guardaespaldas y esclavas sexuales. Si rechazaban mantener relaciones sexuales con los mandos, eran asesinadas.” Con estas palabras, el Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional presentaba el caso contra el líder de la Unión de Patriotas Congoleños, Thomas Lubanga, acusado de crímenes de guerra por reclutar y alistar a niños menores de 15 años para participar en las hostilidades entre Septiembre de 2002 y Agosto de 2003. En el mundo masculino de la guerra, la realidad de las niñas combatientes es a menudo invisible. Sin embargo, cerca de la mitad de los niños asociados a grupos armados en el mundo son niñas. En la República Democrática del Congo las cifras se sitúan en torno a las 12.500 niñas soldado.
¿Qué papel desempeñan las mujeres y las niñas en la guerra?
La experta en trauma, Elisabeth Shauer, dice a los jueces que la participación de las chicas es central en el sustento del grupo armado por su trabajo productivo y reproductivo. Ser niña soldado es más que portar un arma o luchar en el frente de batalla. “Las chicas tienen una carga añadida: han de cocinar, limpiar y proporcionar servicios sexuales a las tropas. Estos servicios son una parte integral de su función como niñas soldados,” dice la experta. “Las niñas que entran a formar parte de un grupo armado lo hacen en un grado de vulnerabilidad diferente que los niños.”
Víctimas de estos abusos toman el estrado para contar su historia.
“Nuestros comandantes tomaban a las chicas y dormían con ellas,” dice la Testigo 10. Eran las llamadas ‘PMF’, personal militar femenino. Ella fue una de esas chicas. “Mi virginidad fue arrebatada del modo más cruel. Todavía hoy siento dolor en mi estómago,” cuenta. El Testigo 16, un oficial del UPC explica que ésta era una práctica habitual entre los mandos. “Los comandantes empleaban a las niñas soldados como sirvientes en sus residencias privadas. Combinaban servicios domésticos con servicios sexuales.”
Kristine Peduto, oficial de protección de niños de MONUC, la misión de Naciones Unidas en Congo, entrevistó a muchas de estas niñas. La experta cuenta en este juicio que la situación a la que estaban sometidas las niñas en los campos de entrenamiento militar era peor que la sufrida por sus colegas masculinos. “Su situación era más preocupante. Era terrible,” dice Peduto. “El estado físico y psicológico de estas niñas era catastrófico. Las chicas que quedaban en estado eran expulsadas de los campos. Ya no eran útiles para el combate, ya no satisfacían los deseos sexuales de soldados y comandantes. Muchas se practicaban abortos’.
La interpretación del término “uso de niños soldados en conflicto” ha de incluir por tanto las múltiples actividades que los niños desarrollan dentro del grupo armado, y en especial los actos de violencia sexual contra las niñas. Así lo expresa ante esta cámara Radhika Coomaraswamy, Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para las cuestiones de los niños y los conflictos: “Éste es el mensaje que les traigo, cualquier marco de protección internacional de los niños en conflicto debe incluir a las niñas. Señorías, es importante que su decisión no ignore los abusos perpetrados contra las niñas durante su pertenencia al grupo armado.” Este mensaje llegaba poco después de que la Cámara rechazara la inclusión de nuevos cargos de violencia sexual contra Thomas Lubanga. El 22 de Mayo de 2009, en pleno curso del juicio, los Representantes Legales de las víctimas solicitaron a la Cámara la redefinición de los cargos contra el acusado. Los abogados de las víctimas argumentaron que los hechos narrados por los testigos hablaban de prohibiciones claras bajo el Estatuto de Roma: esclavitud sexual y trato cruel e inhumano. “La mayoría de las víctimas femeninas, si no todas, fueron reclutadas con un fin: convertirse en esclavas sexuales o en las “mujeres” de los comandantes,” dice Paolina Massidda, representante legal de las víctimas. “Este era el componente esencial del reclutamiento. Es importante para las víctimas que su historia sea contada tal como ocurrió”. La Fiscalía presentó a los jueces los casos de violencia sexual en el contexto del reclutamiento como un agravante y no como un cargo particular y diferenciado.
Fue esta una solicitud que causó controversia y que dividió a una Cámara. Dos contra uno. Entre los que estaban a favor de la inclusión de cargos de violencia sexual estaba la Jueza Elisabeth Odio Benito, una feminista a ultranza empeñada en visibilizar las víctimas invisibles: las mujeres. Como magistrada del Tribunal Internacional para la Antigua Yugoslavia, Odio Benito logró que los abusos sexuales cometidos contra dos mujeres serbias en el centro de detención de Célévici fuera interpretado como una forma de tortura y trato inhumano. Aquello representó un paso decisivo para la incorporación del crimen de violencia sexual en la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. En el Caso Lubanga, Odio Benito tampoco desiste. Siempre sus preguntas sacan del olvido a las niñas soldado. “Tenemos que seguir luchando porque estos crímenes no sean olvidados,” dice la magistrada. “Son crímenes que avergüenzan no sólo a las víctimas, también a los fiscales, testigos y jueces. Es duro escuchar testimonios de este tipo, preguntar sobre ello. Son crímenes ignorados, interpretados como simple consecuencia fatal de un conflicto. Y esto no es verdad.”
En una entrevista para Radio Nederland, Odio Benito explicaba así su dedicación a esta causa “Nuestros cuerpos han sido campos de batalla en los que se han librado estas luchas patriarcales desde siempre y no hemos sido reconocidas, ni los crímenes contra nosotras, ni nosotras como víctimas de crímenes internacionales”. En Congo, la violencia sexual es un tabú. Nadie habla de ello. Las mujeres víctimas de abusos sexuales son con frecuencia rechazadas por sus familias, estigmatizadas por sus comunidades. Las mujeres sienten vergüenza e incluso culpa. En esta situación de abandono, cuidan de sus hijos solas. En el caso de las niñas soldados no hay programas especiales de protección; también los proyectos de desarme, desmovilización y reintegración las olvidan. Muchas sufren serias secuelas físicas como consecuencia de los abusos. A todas les duele la misma herida: la memoria. http://periodismohumano.com/mujer/6926.html
DESDE LUEGO LOS MAYORES CRIMINALES SON LUBANGA Y MILITARES A SU CARGO, EN LOS ABUSOS SEXUALES Y LA EXPLOTACION DE LAS NIÑAS SOLDADO... Pero no tienen Menos Culpa las Fuerzas de la ONU ó Cascos Azules que llevan presentes en la Guerra de la RDC casi desde el inicio de la misma, que se están beneficiando de los Recursos de la RDC ó beneficiando al País al que sirven (EEUU) entre otras cosas del Oro y del Coltán, y que sabiendo como seguramente saben los Abusos que se cometen contra los Niños y Especialmente contra las Niñas Soldado de la RDC no han hecho aún nada para evitarlo ni para que se termine ese Conflicto; e igual de Culpables de esos Crimenes son los Jueces que sabiendo los hechos y viendo las consecuencias como el Trauma Psicológico de por Vida de estas Niñas, no son capaces de Juzgar y Condenar a Lubanga y sus Complices de los Crímenes de los que se les Acusa por parte de los Protectores de Derechos de los Niños. Aquí todos somos un poquito responsables de lo que ocurre en la RDC aunque no sea más que por los productos que consumimos y que han sido extraídos de los Recursos del Congo, del Coltán y del Oro presentes en ordenadores, MP3, cámaras de fotos digitales, etc. pero Sobre todo Lubanga y sus Complices Militares, Gobiernos, Jueces,... ¡YA BASTA! , ¡POR EL FINAL DE LA GUERRA EN LA RDC, EL FINAL DE LOS NIÑOS Y ÑIÑAS SOLDADO, EL FINAL DEL EXPOLIO Y LA EXPLOTACION DE SUS RECURSOS!
SABEMOS QUE EN COLOMBIA TAMBIEN HAY NIÑOS Y NIÑAS SOLDADOS QUE FORMAN PARTE DEL EJERCITO, también son obligadas a matar a quien no quieren incluso a amigos suyos para ponerles a prueba, y también sufren Abusos Sexuales... Prometo tratar la Problematica de los/as niños/as Soldado en Colombia en otra Entrada, pero de momento vaya mi recuerdo también para ellos/as

miércoles, 7 de octubre de 2009

"EL CONFLICTO ARABE-ISRAELI"- José F.Durán Velasco

Prólogo al libro "El conflicto árabe-israelí. Una visión no estatolátrica" (Madrid: Bósforo Libros, 2009) de José F. Durán Velasco Alberto Arce Rebelión Nunca me interesé especialmente por Palestina mientras estudiaba Ciencias Políticas y cuando miro atrás, con impotencia ante el presente, tratando de entender cómo ha sido posible deshumanizar a un pueblo para llegar a aceptar su colonización y asedio medievales con la indiferencia con la que se aceptan, veo con claridad que el mismo error de apreciación que yo cometía hasta que realmente «supe lo que estaba pasando» continúa cometiéndose hoy en día y se encuentra en la base del problema que los palestinos aún no han sido capaces de afrontar con éxito.
La narrativa dominante sobre Palestina ha generado, a través de los medios de comunicación de masas y los mensajes de nuestros políticos, un «buenismo» pacifista del diálogo y la convivencia, que funciona como cortina de humo sobre el lento proceso de limpieza étnica con características genocidas que está terminando con la existencia de los palestinos.
El Estado de Israel desarrolla su plan de colonización, desplazamiento y encarcelamiento del pueblo palestino mientras los «honrados ciudadanos de occidente» miran hacia otro lado y pretenden que no «saben lo que está pasando», tal y como los alemanes que vivían junto a los campos de exterminio repetían y repiten una y otra vez. Y también mientras muchos de los ciudadanos de ese mismo Estado de Israel, que saben perfectamente lo que está pasando, callan y justifican, no sólo con su silencio, sino con sus votos, cada vez más radicales, la continuidad de la limpieza étnica de los palestinos.
La responsabilidad por dicho comportamiento no se encuentra sólo en la actitud abiertamente colaboradora del conjunto de la población israelí (salvando cada vez menos excepciones) o la contemporización de la comunidad internacional, aplicando el doble rasero y la vergüenza de las decisiones políticas que continuamente normalizan al Estado de Israel como uno más entre las «naciones civilizadas».
Se fundamenta también en el modo de narrarlo desde la academia y el periodismo, asemejándose cada vez más muchos de los cursos y textos al respecto a actitudes como la de Winston Churchill, cuando dijo sobre Neville Chamberlain que era «un hombre animado por la esperanza de pasar a la historia como fundador de la paz», cuando en realidad se trataba del impotente ministro de Asuntos Exteriores que le dio a Hitler el tiempo que necesitaba para preparar su política de ocupación y exterminio.
Recuerdo de aquella época de estudiante en la que no me interesaba Palestina (1993-1998) una lamentable jaculatoria en bucle –que se repite lastimeramente aún hoy en día con menos vigor y credibilidad que el «ave maría purísima, sin pecado concebida» de los rosarios de mi abuela–: «La paz es posible, es necesario apostar por el diálogo y el proceso de paz». Quince años después, mientras la situación empeora sin límites, la mayoría de nuestros políticos, académicos, periodistas y diplomáticos siguen repitiendo y quizás hasta creyéndose la misma estupidez. Entonces y ahora, siempre según ellos, no sólo la paz es posible y se encuentra amenazada sólo por los radicales de ambos bandos, sino que el conflicto es complejo, cada vez más repleto de mapas con líneas de muchos colores, zonas de autonomía limitada, control limitado y control exclusivo, nombres de conferencias de paz y calendarios de aplicación de los acuerdos, guerras y, ante todo, la necesidad original y fuera de cuestionamiento de garantizar la seguridad de un pueblo perseguido en la historia. Si a eso se le suma que cuando, ya hace quince años, oía hablar de sionismo mascullaba en silencio, con rechazo: «Ya están estos radicales otra vez utilizando terminología pasada de moda», puede entenderse el motivo por el cual el conflicto palestino-israelí no calaba entre las preocupaciones ni el interés de aquel estudiante, hastiado de la misma imagen, la misma noticia, y la misma frase de su padre diciendo ante el telediario «esos se matarán toda la vida, eso no tiene arreglo».
Libros como el que aquí se presenta permiten que eso no suceda más a partir de un enfoque omitido durante muchos años y que se encuentra en la base de una comprensión real de lo que allí sucede. Ojalá hubiera caído en mis manos cuando adolescente. Palestina ha sido narrada como un conflicto. Un conflicto eterno, de base religiosa, trufado de fundamentalismo y, ante todo, un conflicto en el que las víctimas por antonomasia de la historia europea luchaban por su supervivencia en un entorno hostil que busca su destrucción.
Sí, empatía con los palestinos, pero ante todo una negativa de raíz a cuestionar la legitimidad del Estado de Israel. Los judíos han sufrido y han sido perseguidos. Tienen, por tanto, derechos. Aunque quizás no lleven toda la razón, al menos, que se negocie, y que los árabes acepten. A todos nos ha llevado mucho tiempo llegar a cuestionar el axioma de base a partir del cual se presenta este conflicto. ¿Por qué? Porque la narrativa real, más ajustada a los hechos, no se nos ha presentado de manera correcta debido a una suerte de conjunciones de censura y complejo de culpa que es necesario superar.
Este texto lo supera y se dirige directamente a la tarea de generar la narrativa necesaria y urgente para comprender de qué hablamos cuando hablamos de Israel. Israel no tiene derecho a existir en su formulación actual, la de un Estado judío para los judíos. Y asegurarlo no es una afirmación antisemita. Se trata de una suma de historia y teoría del Estado moderno. Israel no tiene derecho a existir porque Israel es una entidad colonial, de ocupación beligerante. Israel mantiene un régimen segregacionista y de discriminación efectiva contra la población originaria del territorio en el que se estableció a partir de un proceso de limpieza étnica, «la Nakba», que comenzó en 1948 y continúa, sin prisa pero sin pausa, en la actualidad. En Jerusalén Este y en tantos otros lugares donde la población originaria del territorio se ve cada vez más encerrada y comprimida en auténticos «bantustanes a la sudafricana» o «reservas indias» en los que además, de tanto en tanto, y no siendo suficiente con la extorsión de la ausencia de suministros o libertad de movimientos, se los bombardea indiscriminadamente desde tierra, mar y aire como hemos visto en Gaza los pasados meses de diciembre y enero.
Israel es un Estado que se aproxima cada vez más, si no lo es ya, al fascismo en su estado más puro. Que viola sistemáticamente el derecho internacional y que además se pavonea de hacerlo, insistiendo en que continuará comportándose de la misma manera mientras le plazca. Por tanto, leyendo las páginas de este libro, uno comprenderá de dónde surge históricamente esta percepción, ya sin miedo a ser comunicada en público. Israel es una entidad política basada en una ideología y un movimiento político, denominado «sionismo», que no tienen lugar entre las naciones democráticas y «civilizadas» con las que pretende interactuar. El problema es Israel. El problema es el sionismo.
Y este libro permite formarse, entender, aprender historia y razonar para perder el miedo. Es un libro «quitamiedos». Es un libro que informa de la verdad y que debe generar que, en el momento en que se cierre, uno quiera pasar a la acción. Un libro de historia para la acción. La casualidad y la intención me llevaron a presenciar la campaña militar «plomo fundido» que Israel desarrolló contra Gaza entre el 27 de diciembre de 2008 y el 20 de enero de 2009. La penúltima de sus masacres. Tras mi regreso de Gaza, pienso en 1937 cuando el poeta peruano, varias veces exiliado, César Vallejo, escribió: «Si cae –digo, es un decir– si cae/ España, de la tierra para abajo,/ niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!/ ¡cómo va a castigar el año al mes!/ ¡cómo van a quedarse en diez los dientes,/ en palote el diptongo, la medalla en llanto!/ ¡Cómo va el corderillo a continuar atado por la pata al gran tintero!/ ¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto/ hasta la letra en que nació la pena!».
Eric Blair, conocido más tarde como George Orwell, no había leído este poema cuando en 1936 llegó a España y terminó por convertirse en miembro de la milicia del POUM en el frente de Aragón, pero comprendió rápidamente, en aquella época y en aquel contexto, que la caída de Belchite no era más que el comienzo de la caída de París, de Varsovia o de Praga. El fascismo se cernía entonces sobre Europa y aquellas luchas –que parecían locales y civiles– se comprenden ahora como una mera continuidad de derrotas que terminaron por sembrar el camino al Holocausto nazi.
El «nunca más» del siglo XX se construyó sobre un conjunto de valores que posteriormente fundamentarían la Declaración Universal de Derechos Humanos, una serie de principios que no deberían ser vulnerados. Palestina es hoy Belchite. Palestina es hoy, cualitativamente, la Varsovia del Ghetto, un bantustán a la sudafricana. Israel es el régimen de apartheid que la destruye. Palestina cae, irremediablemente, en un blanco y negro que remite a la Europa Central de principios de los años 40. Poblaciones desplazadas por la fuerza de sus hogares, concentradas y encerradas por muros y vallas, a las que se cortan suministros y posibilidades de supervivencia material, se identifica étnica y religiosamente, se extermina aleatoria e indiscriminadamente desde el aire, se humilla sistemáticamente, se discrimina, anula y deshumaniza, se elimina y expulsa en un lento, pero que viene sin pausa, proceso que ha sido definido por el prestigioso académico judío norteamericano Richard Falk, relator de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados, como «preludio al genocidio». Como ciudadano, informador, cooperante, votante, si cae Palestina, «Si cae –digo, es un decir– si cae», y no he colaborado a su defensa, habré renunciado a esa pulsión que nos exige no permanecer en silencio ante la destrucción de los valores de la civilización y la democracia a partir de los cuales fui educado. Hace apenas dos décadas, un régimen que desplazaba, segregaba, encerraba, empobrecía, humillaba y asesinaba a sus ciudadanos, de manera similar, aunque sin llegar al nivel de crueldad y sofisticación del que somos testigos en Palestina, fue derribado. Se llamaba la Sudáfrica del Apartheid y la supremacía blanca. Contra su injusticia se luchó desde dentro. Pero también desde fuera. Y se venció. Sudáfrica, sin ser hoy un país justo, ya no es un régimen de apartheid y segregación. Palestina y Sudáfrica. Un ejemplo exitoso a seguir y un espacio por construir. Luchas por los derechos civiles. Contra un triunfo de la violencia donde la justicia pierde cualquier espacio y posibilidad, la resistencia civil, no violenta, masiva, creativa, de los ciudadanos sin fronteras.
La sociedad civil Palestina ha convocado a desarrollar, en justicia, y por Palestina, una campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el régimen de apartheid de Israel. Tras Gaza, tras los muros de Cisjordania, no nos queda más opción que arrimar el hombro. Yo me apunto y os convoco, con Gaza en la memoria, a que todos y todas, comencéis el Boicot al Estado de Israel. Para que Palestina no caiga. Este libro despeja dudas. Para levantar Palestina y levantarnos todos con ella.

viernes, 11 de septiembre de 2009

EL PROBLEMA EN PALESTINA "NO ES HAMAS" SINO LA "BRUTAL" OCUPACION ISRAELI

Experto asegura que el problema en Palestina "no es Hamas", sino la "brutal" ocupación israelí
El director del Proyecto sobre Medios Árabes de la Universidad de Cambridge, Khaled Hroub, afirmó ayer en Santander que el problema en Palestina "no es Hamas", sino la "brutal" ocupación israelí. Kaos. Palestina Agencias 6-9-2009 a las 10:55 282 lecturas www.kaosenlared.net/noticia/experto-asegura-problema-palestina-no-hamas-sino-brutal-ocupacion-isra El director del Proyecto sobre Medios Árabes de la Universidad de Cambridge, Khaled Hroub, afirmó ayer en Santander que el problema en Palestina "no es Hamas", sino la "brutal" ocupación israelí.
Según este experto en Hamas --acrónimo en árabe del Movimiento de Resistencia Islámico--, ésta es la idea que intenta "mostrar" la comunidad internacional que, en su opinión, "parece estar compuesta únicamente por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel".
Hroub, ponente del seminario 'Islamismos en contexto: participación política, contestación y rebelión' organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), recalcó que "la causa de todos los males en Palestina" es la invasión que lleva a cabo el Estado hebreo y no una organización "que surgió en 1987, cuarenta años después del comienzo de la ocupación".
En cuanto a la posibilidad de terminar con el enfrentamiento, el profesor palestino explicó que, a su juicio, "no hay seriedad para resolverlo" ya que "todo se centra en los intereses de Israel y EE.UU.". Asimismo, consideró que el país norteamericano actúa como "eco" del Estado judío.
"Hamas es un pretexto para prolongar el conflicto" añadió Hroub, para quien EE.UU. e Israel utilizan como "justificación" el papel del Movimiento de Resistencia Islámico en su discurso sobre esta zona. "Hamas es sólo un elemento de un conflicto que necesita mediación externa porque las dos partes no son iguales", matizó. Según Hroub, el "sentimiento de culpa" derivado del Holocausto provoca "miedo al antisemitismo" y que se "permitan" las acciones de Israel. Además, resumió que las reivindicaciones de sus compatriotas "no son eliminar a los judíos" sino "solamente" aplicar las resoluciones de la ONU a la hora de repartir el territorio entre Palestina e Israel. "El deseo de los palestinos no es un milagro", concluyó.
En cuanto a las elecciones palestinas de 2006, el autor de varios libros sobre el Movimiento de Resistencia Islámico hizo hincapié en la paradoja de que esta organización "no quería ganar" y venció, lo contrario que le sucedió a Fatah, "que sí quería ganar y no lo consiguió".
En este sentido, atribuyó la falta de interés de Hamas en vencer en estos comicios a que "querían contar con un 40 por ciento de votos" y tener la ayuda de partidos minoritarios para "controlar" el Parlamento "sin ensuciarse las manos" con acciones de Gobierno.
Respecto a la situación actual, Hroub criticó que "desgraciadamente" Fatah "siga siendo el interlocutor" palestino con la comunidad internacional mientras que con Hamas, que ganó, "nadie habla". Además, manifestó que el pueblo palestino actualmente tiene un "liderazgo débil y sin consenso" frente a Yassir Arafat, quien era un personaje "fuerte y consolidado". Más información: Guerra / Criminalización / Represión Internacional Palestina en Kaos en la Red