Por Santi Amador.
Los resultados de la noche electoral del domingo no han dejado margen a la sorpresa: el PSOE ha pagado un alto precio por la reforma laboral, el pensionazo y la reforma exprés de la Constitución para incluir un techo de gasto (entre otras medidas neoliberales), allanando el camino a un PP que representa mejor los intereses de quienes dice representar –los ricos, empresarios y derechistas más conscientes. Así, el PP se hace con la mayoría absoluta, tras una campaña de bajo perfil –como dijo Cospedal, figura importante del partido: “Cuando gobernemos, gente que nunca ha protestado lo hará”; así que mejor callarse. Tras la irrupción hace medio año del 15-M y las espectaculares subidas de Izquierda Unida y Amaiur, se hace necesario un análisis alternativo –aunque no muy exhaustivo– al que nos venden desde hoy los medios y partidos del sistema.
Para empezar, el engaño del régimen político que tenemos: un partido con el 32 % de los votos sobre el total del censo gobernará a la orden de los mercados y con mano dura sobre el resto de la población como si fuera una dictadura de partido único, la del capital. Rajoy no ha hecho ni una sola rueda de prensa en toda la campaña ni ha sido concreto en sus mítines; sin embargo, declaraciones como la citada por Cospedal o de otros miembros de su partido atacando al 15-M, la insinuación del propio Mariano Rajoy de que hay que revisar la prestación por desempleo o los recortes en comunidades en las que gobierna el PP como Madrid, Valencia o Galicia nos hacen vaticinar el signo de las medidas que llevará a cabo.
El PP nunca deja de ser leal a la base social e ideológica que representa –esperemos que no cumpla demasiado bien con cánticos que sonaron anoche en calle Génova como “España unida jamás será vencida” o alguna pancarta por la abolición del aborto y el uso del preservativo–; a diferencia del PSOE, que ha traicionado como nunca a sus bases, claramente a la izquierda del mismo. Asimismo, no podemos tampoco concluir que la población del Estado español haya girado claramente a la derecha, pues el PP ha ganado 526.000 votos con respecto a las anteriores elecciones, mientras el voto al PSOE ha bajado en 4´3 millones, hecho que refleja que ha debido de ir a opciones minoritarias a su izquierda (IU), al ecologismo gestionario (Equo), a su derecha (UPyD) o bien han engrosado las filas de abstencionistas, votos en blanco o nulos; pero en ningún caso han reforzado en demasía al PP.
Más allá de la injusta representatividad del sistema electoral –cualquier persona que defienda los derechos democráticos es consciente de que hay que cambiarlo, pues no garantiza los derechos sociales para la mayoría de la población, siendo los que mandan la banca y las empresas–, las buenas noticias son que Amaiur con 7 diputados es la primera fuerza en Euskal Herria –contrapeso necesario al españolismo de UPyD y del PP– e IU sube a los 11 diputados, con más de 1 millón y medio de votos y recuperando grupo parlamentario. Hay que celebrar que IU haya sacado tantos votos –desde En lucha hemos pedido el voto por IU anteriormente y también en estas elecciones allí donde no se presentaban Anticapitalistas o Amaiur. Sin embargo, las contradicciones de quienes dicen que quieren cambiar la sociedad pero que priorizan el trabajo institucional no tardan en aflorar –baste con recordar la experiencia del Tripartit en Catalunya entre PSC, ERC e ICV-EUiA.
La izquierda anticapitalista ha empezando a nuclearse de manera modesta a nivel estatal (al menos en el plano electoral), en la coalición Anticapitalistas (donde ha participado En lucha). Hemos obtenido más de 24.000 votos en 13 provincias, a diferencia de las Elecciones Europeas de 2009, donde Izquierda Anticapitalista obtuvo casi 20.000 en todo el Estado. Los resultados sabíamos que iban a ser modestos en el plano electoral (terreno desfavorable para cualquier revolucionario/a, por las campañas millonarias, ley electoral y boicot de los medios del sistema), pero reflejan un apoyo levemente mayor. No olvidemos que el principal objetivo de la campaña se ha conseguido: mostrar un mensaje revolucionario de ruptura con el actual régimen político y económico en la campaña, sin créditos de los bancos, contra los políticos profesionales y, por supuesto, con la convicción de que no queremos gestionar sus instituciones ni pactar bajo ninguna condición con partidos que hagan políticas neoliberales. Y, sobre todo, potenciando la unidad de la izquierda alternativa.
El gobierno del PP no representa, en cuanto a número de votos, a la mayoría de la población del Estado español ni siquiera a muchos de sus propios electores –que creen que volverá la creación de empleo (eso sí, muy precario) que se consiguió con la liberalización del suelo que creó la burbuja inmobiliaria a resultas de la cual la crisis mundial del sistema afecta aún más profundamente al Estado español. El movimiento 15-M ha empezado a cuestionar la democracia y el sistema económico que tenemos, y en esa senda tenemos que caminar las personas que, a 36 años de la muerte de los facistas Franco y Primo de Rivera, recordamos con admiración las palabras del revolucionario Buenaventura Durruti: “Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”. Y ese mundo lo ganaremos contra la dictadura del capital en la calle.
Santi Amador es militante de EN lucha
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